viernes, 29 de junio de 2007

La despedida


El hombre mudo se ha fijado en la mujer de los ojos negros. Todos los días se ven a la misma hora en el vagón del metro, cuando van a trabajar.
Al principio, en cuanto ella mira, el hombre mudo baja momentáneamente la vista para que no piense que es un descarado. A la mujer de los ojos negros le gustaría que alguien le dijese que la quiere. Los hombres enseguida le dicen que sus ojos negros son muy bonitos, pero sólo tienen una idea fija, llevársela a la cama. Desearía pensar que él fuera distinto de los otros. Parece tan tímido y tan misterioso.
Después de muchos días mirándose, la mujer de los ojos negros decide ponerse especialmente sexy para ver si se lanza a decirle algo. El hombre mudo la mira con pasión, pero nada más. Entonces la mujer de los ojos negros resuelve tomar la iniciativa y le saluda. Pero para el hombre mudo dar una contestación a su saludo no es suficiente. Él aspira a algo más. No va a conformarse con un vulgar saludo. El hombre mudo quisiera decirle que la quiere, pero no puede. La mujer de los ojos negros queda muy decepcionada al no responder a su saludo.
Desde ese momento desaparece el hechizo. El hombre mudo sabe que la ha perdido, lo sabía de antes. Ha sido la despedida definitiva y el hombre mudo ya no volverá a ver a la mujer de los ojos negros.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué bien Fernando que te has animado a poner tu cuento en el blog! Tenía muchas ganas de leerlo despacio. Me gusta mucho, la verdad es que me gustó desde el principio. ¡Enhorabuena!

Anónimo dijo...

Brillante y cautivadora despedida.
Muchas gracias por compartirlo.
Un abrazo.