jueves, 26 de abril de 2007

Amores difíciles

Ella es periodista. Es, además, atractiva e inteligente. También es una mujer sensible. Vive en un chalet adosado con un jardín. En el jardín hay un castaño que tiene un tronco musculoso, muy retorcido, donde tiene por costumbre escribir sus artículos. Es allí donde tiene sus momentos de mayor creatividad. Pero la periodista es dura para el amor. Ha tenido varias experiencias y no confía en los hombres.

Él es también periodista. Es un hombre aventurero, ha recorrido mundo y vivido como corresponsal en varias guerras por eso tiene bastante experiencia y conoce los entresijos de los seres humanos. Ha vuelto a España para trabajar en la Redacción.

Desde el primer momento muestra un interés especial por ella y ella se ha puesto a la defensiva. Actúa distante y altanera con él y hasta le pone en ridículo, pero él es un hombre curtido y no está dispuesto a tolerar las histerias de una mojigata. Un día comienza a salir con otra mujer. Al principio ella respira aliviada pero después se inquieta porque intuye que es un hombre con personalidad. Empieza a ser mas amable. “Es en plan de amigos”-dice para justificarse. Pero lo cierto es que le trata con amabilidad y en su vestimenta pone un toque de insinuación. Ha aumentado sus escotes, subido sus faldas y se pinta los ojos y los labios. Él capta el mensaje pero no se da por enterado. Es mas, se muestra indiferente. Ella da un paso mas y le llama por teléfono pidiéndole datos para elaborar un artículo. Quedan en un café. Al principio hablan del artículo que quiere publicar, después charlan animadamente y dan un largo paseo. Ella le invita a su casa y terminan en la cama. Se impresionan al comprobar la química que hay entre ellos. Desde entonces se ven siempre en la casa de ella. La confianza que surge es espontánea. No tienen reservas y andan por la casa desnudos con toda naturalidad. Cuando follan lo hacen a gusto. Los dos muestran una gran sensibilidad y mucha pasión. El se queda cuatro o cinco horas y después se marcha sin decir cuando volverá. Este comportamiento se ha convertido en hábito. Discuten muchas veces por este motivo y él intenta cambiar en detalles, le dice cuando volverá, es mas cariñoso pero sustancialmente todo sigue igual. Ella sufre, le insulta, le dice que se equivoca, que ella no es un pedazo de carne con ojos y que no vuelva mas pero al día siguiente lo llama. No comprende por qué está tan enganchada. El vuelve porque tampoco puede prescindir de ella pero no promete nada. Conoce a este tipo de mujeres. Sabe que si logra dominarlo perderá interés. Se miran. Ambos sufren. Se sienten encadenados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Encadenados, un buen título para tu cuento,a Hitchcock no creo que le importe. Es como es porque no del miércoles pasado no? pues eso porque no, porque se sienten encadenados.Ah! y me encanta esa frase tuya en la que dices que cuando follan lo hacen a gusto, nunca se me había ocurrido pensarlo así*